lunes, 23 de mayo de 2011

LA FALACIA DEL CONSUMIDOR

La era pre industrial fue donde la publicidad dio sus raíces mediante medios de comunicación muy inusuales, y que se registraban como innovadores, pues la comunicación no era muy fácil ya la ignorancia en esta época era tanta que más de la mitad de los poblados no hablaban si quiera un solo lenguaje, muchos se comunicaban con expresiones corporales e incluso señales y dibujos. Como dije, la capacidad del hombre estaba limitada por su conocimiento básico de comunicación; esto no refuta el hecho de que existieron personas que querían intercambiar productos manufacturados y hechos en casa, pues todos en la clase baja y media baja querían sobrevivir y hacer dinero suficiente para alimentar a sus familias y la supervivencia propia.
''Franco y explícito – que es la línea correcta a tomar cuando se desea ocultar su propia mente y confundir las mentes de los demás'' Frase célebre de Benjamín Disraeli, que describe claramente como la información puede estar a favor o en contra de ambas caras de la moneda.
Con el tiempo la publicidad avanzo y dejo de ser un simple dibujo de cartelera para señalar que hay a la venta, y se fue difundiendo en varios medios masivos de comunicación, y de muchas formas visuales y audiovisuales, a tal magnitud que se convirtió en una necesidad para las empresas y las personas que quieren darse a conocer en una región, ya que las poblaciones en una ciudad incrementaron rápidamente.

Siendo consciente de que la sociedad demócrata se ha convertido lentamente en sociedad consumista, donde todo se vuelve una necesidad para sentir realización; esto despertó mi interés en hacer un ensayo que se basa en como esto fácilmente puede ser refutado, pero saber la veracidad de esa premisa no es suficiente para que la sociedad lo acepte y lo aplique; por eso describiré porque se necesita mayor conocimiento y menos ingenuidad del consumidor, luego aclarare que podría argumentar un consumidor para poder identificar una mala afirmación publicitaria, y como nuestra nación se ve afectada económicamente y la infamia que estas empresas nacionales generan manejo a la mala información.


Porque se necesita mayor conocimiento y menos ingenuidad del consumidor?
Gracias a él gran efecto de la persuasión ejercida en los consumidores, la viral de los mensajes públicos han invadido las ciudades y los medios de comunicación de tal manera, que el consumidor no se preocupa por su bien estar y sus derechos frente a lo que estos mensajes digan; volviendo su preocupación principal estar al día con lo que la publicidad dice que es correcto e involucrándose con la opinión pública, volviéndolo un requisito social para influir en los medios. Un ejemplo muy claro y observable, está en los masivos grupos de referencia y tribus consumistas que quieren participar en el mercado, cuyas opiniones les entregamos suficiente importancia como para satisfacer sus opiniones y no nuestros gustos, y así se obtiene aprobación social. ¿Pero cómo se logra una aprobación frente a la publicidad y la gente del entorno de cada persona? Pues la publicidad quiere entregarle suficiente importancia a un servicio o un producto, logrando como resultado que esto sea la 'moda' en determinada sociedad. Esto es un claro ejemplo de cómo la publicidad se encarga de manipular la ingenuidad del consumidor y la falta de observación critica.
Existe un conocimiento básico sobre la publicidad engañosa que sirve para identificar simples y no confusos anuncios, resultan necesarios para no siempre caer en el engaño pero no suficientes para evadirlos todos e incluso saber que viola las leyes de publicidad y derechos del consumidor. Muchas veces se presentan anuncios públicos pero nunca nos fijamos en la exactitud del mensaje, y creemos que por el derecho de estar en un establecimiento público, el mensaje es justo y valido. Se debe reconocer en los anuncios, información idónea y suficiente, que evite el error del consumidor en características que no existen, con métodos como palabras claves y afirmaciones simples y comunes como: el mejor de, mejores resultados que, fabuloso como, y todas las comparaciones fantasiosas, nos hacen caer en el engaño.


¿Que podría argumentar un consumidor para poder identificar una mala afirmacion publicitaria?
Primero los consumidores deben de conocer su posición jurídica y relacionarse con normas que consagran la protección de estos, contra los medios masivos de comunicación que buscan relación alguna con los que la observan; y conocer la diferenciación de que la publicidad busque engañar a que el consumidor busque engañar al proveedor utilizando los mensajes de información en su contra. El consumidor no siempre tiene el derecho total de acudir a la justicia a su favor, está muy claro que en términos de derecho laboral o mercantil. Aunque el apoyo judicial también se inclina del lado del derecho publicitario, donde estos gozan de la libertad de expresar y compartir sus ideas y creatividad con los límites de la información bien formada en dicha profesión.
Existen afirmaciones erróneas que llevan al consumidor por dos caminos bien definidos, el camino de la falacia publicitaria y el de la publicidad justa. Es necesario y suficiente conocer la diferencia de las afirmaciones subjetivas de las objetivas para ampliar el reconocimiento de los actos publicitarios. Primero está la afirmación mas importante y tal vez la que mas resalta en un medio de comunicación, la cual refiere a las características y las funciones que cumple mediante a sus atributos únicos que lo diferencian de otro producto, y esto guía al consumidor a su decisión de compra objetiva, pues son características factibles y pueden generar confusión. Otras afirmaciones son los famosos 'Slogans' que llegan al consumidor como afirmación subjetiva, que no puede ser comprobada hasta relacionarse con el servicio o producto. Finalmente, lo esencial que es la clasificación del consumidor frente al anuncio, pueden clasificarlo como una afirmación comprobable y no una opinión que se asemeja a los puntos de vista del consumidor, y así clasificar ideas objetivas y subjetivas, sujetadas a verificaciones argumentativas.

''No juzgues el libro por su portada'' un refrán popular anónimo que se puede relacionar con los mensajes publicitarios. En contexto a la información y como se utiliza, pues existen frases sueltas, en piezas, y unidades que llevan a un mensaje explicito o implícito. Conocer que un mensaje es falso no es suficiente para reconocer que nos están estafando, pues a veces estos anuncios incluyen pruebas de testimonios que ya pasaron por el producto y lo aceptan lo suficiente como para participar en él, que pueden llevar a la confusión del publico porque las pruebas técnicas no son necesarias y suficientes para comprobar la veracidad de un mensaje, pueden existir farsantes que se hagan testimonios falsos por altos pagos de dinero y participar en la farsa.



¿Cómo nuestra nación se ve afectada económicamente y la infamia que estas empresas nacionales generan por mala información?
La economía en el país como tal, está en una etapa de desarrollo frágil, donde  actos de responsabilidad social y ética son esenciales para resaltarse en la industria de alta competencia, además en un país ´tercer mundista´ donde las entidades privadas y gubernamentales son pequeñas, que dependen de poblaciones de menos de 10 millones de habitantes. Pero como en toda sociedad de derecho social y democrático; suponemos que el Estado hace cumplir las normas judiciales y legislativas, pero nos preguntamos ¿porque Colombia sufre ausencia de apoyo Estatal?
Existió en el 2008-2010 un caso de humillación ciudadana, estafa y engaño publicitario que resalto la ciudad y creo infamia en ella, no por el simple acto, sino porque el acto de engaño perjudicaba a la sociedad completa de Cali, Valle del Cauca, y quien los perjudico fue nada más que el Gobernador del Valle Juan Carlos Abadía quien afirmo que su campaña basada en falacias y en mentiras, era para meritos de '' Rendir cuentas, hacer pedagogía o difundir información relevante a la ciudadanía''. Claro y conciso fue el Gobernador Abadía, al resaltar que debía difundir información resaltante de la ciudad, pero incluyo un detalle que no se relacionaba con eso, su imagen como principal gobernador en todas las pancartas publicitarias de la ciudad que mostraban aspectos como el deporte, la reconstrucción de las vías y la seguridad de la ciudad.
Es aquí donde existe la duda si de verdad vale la pena darle importancia a las leyes de publicidad, cuando ni siquiera el Estado pone en su lugar a los Gobernantes que aprovechan la ingenuidad de los ciudadanos. Como dicen por ahí en anonimato: ''Uno es el reflejo de la educación mayor del hogar y la escuela''. Dicho y hecho, el mal ejemplo de los superiores Gobernantes de la ciudad, abrió las puertas a las entidades privadas para igualar sus engaños publicitarios a los del Gobernador Abadía. Esta imagen aunque el ciudadano no lo note, se refleja en las secciones de quejas de los medios de comunicación y en las noticias de robos y estafas que no son nada nuevo; ya es muy normal la estafa de las entidades a sus clientes, dado al factor de que en el campo de los negocios, existen casos más importantes como los impuestos, los servicios públicos, prediales y querer 'sobrevivir' como empresa privada frente a la competencia, estas urgencias dejan a un lado al engaño publicitario y no es tratado con el debido tiempo.

Concluyo que las empresas comienzan a crearse infamia y desconfianza frente al público y en su entorno, cerrando sus puertas a aquellos que si dan importancia a la publicidad engañosa, y no quieren caer en la estafa de un mal servicio o un producto innecesario. Una consecuencia de los efectos múltiples de el mal manejo de la información, es la aislación de la participación en el entorno de negocios o industrial, pues cuando una empresa recibe la 'chapa' de estafar a sus clientes, y en un pueblo como Cali, se le es muy difícil volver a comenzar relaciones redituables y se complica la búsqueda de clientes y proveedores llevando a la empresa o entidad, a el cierre de esta por banca rota o prohibición de comercio.

No. de Palabras: 1698

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